Por Javier Bruna: De tanto en tanto los medios informativos se hacen eco de condenas de cantidades importantes por deficiencias asistenciales en un parto. El Letrado firmante ha llevado varios casos de esta índole y, en general, se produce la negligencia porque, pese a estar ante un embarazo de desarrollo normal y sin problemas, luego se produce sufrimiento fetal con hipoxia (pérdida de oxígeno) durante el parto, que conlleva, la mayoría de veces, problemas muy graves en el recién nacido que se manifiestan bien inmediatamente, bien con el tiempo.
No se debe olvidar que el parto representa el momento crucial en donde se requiere poner todos los sentidos para que el bebé nazca sano. Y tantas veces se da por sentado que ante un embarazo normal, sin problemas durante la gestación, pues bueno, lo lógico es que el parto vaya bien. Al fin y al cabo, hemos oído de tantos partos en lugares insólitos: en un taxi, en un autobús, con el auxilio de la policía… que podemos caer en la trampa de frivolizar este momento tan importante en que un ser humano nace.
Pero si bien es verdad, que a veces se produce el parto en los lugares más inesperados y exóticos, no es menos cierto y verdad que partos que se producen en lugares más adecuados, como en un hospital, producen en el recién nacido una patología que va a arrastrar toda su vida por no poner el personal sanitario que atiende a la madre y al feto, sea el ginecólogo, sea la matrona, los medios y la atención necesaria para que todo salga como debiera.
La Sentencia que aquí comentamos dice que «la Administración no empleó todos los medios a su alcance para poder detectar la pérdida de bienestar fetal y actuar de forma inmediata». Y es que resulta esencial que en ese momento tan vital y trascendente se tengan o se pongan a disposición de la gestante todos, absolutamente todos los medios necesarios y precisos para que todo vaya como debe ir. Y de forma inmediata, como relata la siguiente Sentencia.