Negligencias Médicas Valencia

La terrible deshumanización en la Sanidad Pública…

informacion-hospital-general-valenciaEste post que hoy escribo, lo tenía pendiente desde hace ya casi tres meses, a raíz de una conversación con mi madre una mañana, una de tantas durante su estancia en el Hospital General de Valencia.

Nuestra peregrinación por el hospital, y digo bien, porque hasta en cuatro ocasiones nos trasladaron de habitación durante el mes que estuvo ingresada, debido al cierre de plantas durante el verano, época de vacaciones sin sustituciones de personal, ya sabéis, los recortes en sanidad… comenzó en urgencias un mediodía de julio.

Hasta cinco horas de espera para ser atendida, con un panorama dantesco por el lamentable estado de deterioro en el que se encuentra este hospital, y por el sofocante calor del pasado verano, que sumado a la falta de climatización en la sala de urgencias, agravaba todavía mas, la situación de muchas personas que sufrían incluso desmayos por el calor asfixiante.

La sensación de desconcierto, desorganización, falta de atención y de información, se va convirtiendo poco a poco en impotencia, rabia y desesperación, al ver que las horas pasan y ningún sanitario sale a informar a los familiares del estado del paciente. En nuestro caso, nos dieron las 2 de la madrugada cuando finalmente nos dijeron que, tras haber realizado muchas pruebas, han decidido ingresar a la paciente porque todavía no tienen un diagnostico. Eso si, tendrá que pasar la noche en un pasillo con 12 pacientes más, a la espera de que alguna cama quede libre, quizás a la mañana siguiente.

Y con este panorama, el cansancio, los nervios acumulados y sobre todo con el miedo en el cuerpo por no saber a lo que nos vamos a enfrentar, a uno lo envían para casa, sin saber que durante los próximos treinta días va a tener que enfrentarse a situaciones muy duras, para las que desde luego no esta preparado, al menos yo no lo estaba.

Cáncer, metástasis, son palabras que no quieres escuchar, que incluso pretendes no conocer… esto no le puede estar sucediendo a un ser querido… Es en definitiva, un diagnostico que te paraliza, que no quieres creer, que no sabes como digerir. No sabría decir cuantas pruebas diagnosticas le llegaron a realizar a mi madre durante su hospitalización, incluida una intervención, lo que si os puedo expresar, es que en cada una de ellas el tiempo se paraba y sientes una terrible sensación de vacío e incertidumbre, de nuevo el miedo.

Porque durante todo el proceso sientes que no hay nadie a tu lado, salvo tus seres queridos, familiares y amigos, que te tienda su mano para darte un poco de apoyo y comprensión.

Un poco de humanidad, por favor…

Que los sanitarios y personal médico sufren en primera persona los recortes en Sanidad y por lo tanto la carencia de medios y de personal para desempeñar su trabajo debidamente, es cierto. Que la culpa, según ellos mismo hacen saber en escritos que cuelgan de las paredes del hospital, es de la administración pública que los gestiona, es posible.

Lo que resulta incuestionable y no depende de nadie más que de uno mismo, es la voluntad de atender a los pacientes con respeto, con cercanía y con un poco, aunque solo sea por caridad, con un poco de humanidad.

Durante el tiempo que mi madre estuvo ingresada en el hospital general de Valencia, he tratado, hablado y discutido en muchas ocasiones con personal sanitario, que mostraba, en el mejor de los casos, una total y absoluta indiferencia hacia los pacientes y familiares. Falta de interés, desidia, desmotivación, dejadez, insolencia, prepotencia, altivez … podría ser casi infinita la lista de adjetivos que describen la atención, la mala atención, del personal sanitario de este centro hospitalario.

Y lo mas triste de todo, es que estas personas son libres y responsables de actuar de esta manera, ya que insisto, no hay causa alguna ni motivo externo que les “obligue” a ejercer su profesión de forma tan lamentable, mas allá de su propia mediocridad como ser humano.

También debo decir que algún “Ángel” hemos encontrado entre tanto demonio, tan fácil de reconocer entre tantísima incoherencia. Aunque por desgracia, han sido los menos, desde aquí quiero aprovechar para dar las gracias por su dedicación y por su inestimable ayuda.

Deseo que este humilde y sincero artículo sea leído por muchos profesionales de la Sanidad Pública, ojalá les sirva para hacer un alto en su camino, salir de su “burbuja” y mirar con otros ojos, desde otra perspectiva, quizás para replantearse muchas cosas en su día a día laboral. Todos saldríamos ganando.

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10 comentarios

  1. Isabel

    22 octubre 2015 a las 18:18

    Totalmente de acuerdo. Hace unos meses tuve que llevar a mi padre a urgencias. Fue increíble, pasaban de él y de los 12 pacientes que había en el box de urgencias. No acudía nadie, se acababa la medicación de los goteros y ni caso, todos apiñados, mi padre tiene 82 años y lo tuvieron 6 horas en una camilla donde no podía moverse, bueno. Soy enfermera y trabajé allí hace años, nada que ver. Nos dejábamos la piel, era caótico, pero nunca ese pasotismo. Creo que hace falta denunciar, yo no lo hice porque lo único que quería era llevarme a mi padre.. Pedí el alta voluntaria.

    • Javier Bruna

      8 noviembre 2015 a las 21:28

      Muchas gracias Isabel, conforme hemos comentado contigo a través de nuestra página de facebook, tu amplia experiencia como profesional aporta mucho valor. En mi caso, algunas de las enfermeras también me animaron a presentar una reclamación ante la administración del centro de Salud para denunciar situaciones puntuales, recuerdo perfectamente sus palabras «si fuera mi madre, yo presentaría una reclamación».

  2. Margarita

    22 octubre 2015 a las 20:11

    He pasado un mal rato leyendo tu carta y recordando las peores horas de mi vida en muuuucho tiempo. La falta de profesionalidad cruza la línea de la razón .

    • Javier Bruna

      8 noviembre 2015 a las 21:34

      Hola Margarita, la verdad es que, como te podrás imaginar, no me ha resultado sencillo escribir este artículo, ya que hablo sobre mi vivencia y desde un enfoque muy personal. Como tu bien dices, duele recordar las situaciones y muchos sentimientos afloran de nuevo…

  3. César

    22 octubre 2015 a las 23:46

    Que triste realidad en un país que más parece pertenecer a los llamados “Tercer Mundo” y más triste aún la falta de humanidad, de quienes fueron asignados a cuidar y velar por la salud de sus pacientes y de la vida de los mismos. Estoy contigo Enrique, y seguramente todos estamos de acuerdo en que tenemos que denunciar a las autoridades pertinentes esta incompetencia y atropello a la vida, por personas faltos de sensibilidad y carentes de profesionalidad para desarrollar esta noble actividad.

    • Javier Bruna

      8 noviembre 2015 a las 21:40

      Mil gracias amigo César por dejarnos tus comentarios, es un placer siempre conversar contigo e intercambiar opiniones desde cualquier medio. Poco o nada más que añadir a tus palabras, salvo reiterar y animar a cualquier persona que sufra una situación similar a denunciar públicamente su caso, las puertas de nuestro blog siempre estarán abiertas.

  4. Rut

    23 octubre 2015 a las 09:58

    Me parece fustrante e intolerante todo lo que os hicieron pasar en esos momentos tan delicados.
    Me encantaría que se hiciera justicia en nombre vuestro y del resto de afectados en las mismas condiciones.
    Me quedo con ese Ángel, al que admiro, porque ejerce con los principios y ética profesional que deberían aplicarse el resto de sus compañeros, que no tuvieron ninguna profesionalidad ni solidaridad de cara a su paciente y familiares.
    Os deseo toda la suerte del mundo para que esa mala praxis sea sancionada y se haga justicia.
    Un abrazo

    • Javier Bruna

      8 noviembre 2015 a las 22:14

      Muchísimas gracias por tu apoyo y por tu solidaridad Rut. Me gusta mucho tu comentario; «Me quedo con ese Ángel…», que como bien digo en el artículo, aunque fueron los menos, alguno hubo que puso un poco de sentido, coherencia, respeto e incluso cariño en momentos de tanto caos (interno y externo), no sabes como lo agradezco. Un abrazo.

      • Maria

        17 julio 2016 a las 16:52

        Quería comentar porque me siento identificada con tu situación. Mi padre ha fallecido el 15 de junio; entró con ambulancia al Hospital General de Valencia y el trato que recibió y la tardanza dejan mucho que desear. Una vez ingresado, le ponen una bomba de medicacion con tramadol porque fue por un dolor medular. La medicación era para horas y se la dejaron 3 días; la familia avisamos muchas veces que mi padre no podía respirar, pero ni caso; insistimos y se lo tienen que bajar a la UCI por fallo multiorganico. Durante 12 días vivimos un infierno, las informaciones que nos dan los médicos carecen de humanidad y respeto… hasta nos llegaron a mentir. Finalmente mi padre ha fallecido el día 15 junio 2016.
        El día anterior una doctora o enfermera UCI nos desaloja diciendo: «marcharos: aquí no podéis estar». No sabemos si va a durar 4 horas o más porque lo habían entubado; solo queríamos estar con mi padre… Si hubiera sido el padre de esta doctora seguro que no se hubiera comportado igual. Hay mucha falta de profesionalidad y calidad humana y sobre todo vocación y servicio a los pacientes. Ojalá no le vuelva a suceder a nadie más.

      • Javier Bruna

        21 julio 2016 a las 16:19

        Muchas gracias María, por compartir tu vivencia con nosotros y lamento profundamente lo mucho que has tenido que pasar tú y tu familia. En una pérdida tan reciente, el dolor se agrava más por la indolencia y falta de humanidad del personal que trató a tu padre.
        Un abrazo y todo mi apoyo

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