Hoy en día están muy en boga las intervenciones oculares para corregir la miopía mediante la técnica LASIK.
Parece que el empleo de una técnica que incluya la palabra LASER en su nombre, proporciona al paciente la sensación de que es una garantía de éxito, ya de por sí; es decir, por el empleo de la técnica en sí misma.
Y nunca se debe olvidar que una técnica siempre está en manos de alguien y que, sea por los riesgos de la propia técnica o de las manos que la manejan, nunca un oftalmólogo puede garantizar el éxito de este tipo de intervenciones que se venden como rosquillas y de manera frívola tantas veces.
En efecto; es frecuente ver como clínicas (algunas de renombre) ofertan este tipo de intervenciones de LASIK para la corrección de la miopía como si nada, como si tuvieran el éxito garantizado en sí mismas. Nada más lejos de la realidad. Por supuesto que no estoy en contra de la utilización de estas técnicas que han devenido, en muchas ocasiones, eficaces para el tratamiento de la miopía y han permitido al paciente quitarse las gafas y tener una mejor calidad de vida. Pero Ojo: Que no es oro todo lo que reluce y que estas intervenciones no son inocuas.
Pueden tener consecuencias dañinas, dependiendo de cada paciente (y de cada clínica o de cada oftalmólogo) y se debe leer muy cuidadosamente el consentimiento informado que obligatoriamente la clínica o el oftalmólogo deben darlo. Para sopesar pros y contras. Y para no olvidar que es una intervención que comporta una agresión en nuestros ojos y que, como toda intervención, tiene sus riesgos. Y pese a que en muchos panfletos publicitarios se minimizan dichos riesgos o incluso se obvian, lo cierto es que existen y que puede ocurrir lo que le ha pasado a la paciente de la noticia. Y por desgracia no es un caso aislado.
