Por Javier Bruna: Son bastantes los casos en que un paciente acude de urgencias a un Hospital por un fuerte dolor y, acostumbrado como está el Servicio de Urgencias de nuestros hospitales, sean públicos o privados, a estar colapsado, lo cierto y verdad es que ello redunda, en tantas ocasiones, en una deficiente atención que le es prestada al paciente y, a veces, con resultado de muerte, como es el caso que nos ocupa.
Por desgracia es bastante común que un paciente que llega a Urgencias con fuertes dolores, se le haga un diagnóstico apresurado y a la ligera, y se busque enseguida calmar su dolor, como si eso fuera lo más perentorio. Y a ver, por supuesto que calmar el dolor del paciente es una de las máximas prioridades. Ahora bien, siempre que con ello no se enmascare o dificulte establecer el diagnóstico cierto de lo que padece el paciente y no quedarse con la primera impresión fugaz.
Porque es bastante corriente acudir a lo más sencillo: calmar el dolor del paciente y mandarlo para casa aun a costa de no hacer el estudio que la situación patológica del enfermo requiere. Y, en ocasiones como en la presente, a costa de la vida del paciente, que fallece a las pocas horas.
Por desgracia, como digo, este Letrado también ha llevado bastantes casos como el que aquí se denuncia, en que una atención apresurada del paciente y un envío rápido a su casa acaba con la muerte del mismo. Por ello es muy importante, exigir, sobre todo en urgencias, que nos sea prestada la atención necesaria y precisa. Que no sólamente nos calmen el dolor (que también) sino, ante todo, que nos hagan las pruebas adecuadas y que no escatimen medios para dar con el diagnóstico cierto, no con el fácil de, por ejemplo, decir que tenemos lumbalgia, que eso y nada es lo mismo, por ser un diagnóstico sumamente vago e inespecífico.
Noticia: Condena por equivocar un aneurisma con una lumbalgia. Santiago Rego. Santander.
Enviar a casa a un paciente con un «diagnóstico dudoso», que finalmente no fue correcto y con el resultado posterior de muerte, ha sido el motivo de condena de un facultativo de Urgencias.
El Juzgado de Primera Instancia número 2 de Santander ha condenado a un médico a indemnizar con 161.156 euros a la familia de un enfermo a quien diagnosticó «un cuadro de lumbalgia derivado de un cólico nefrítico previo». El paciente, sin embargo, recoge la sentencia, que es recurrible ante la Audiencia Provincial, falleció 20 horas después por un aneurisma de aorta.
El juez considera probados «tres errores» cometidos por el facultativo del servicio de Urgencias de una clínica, del Igualatorio Médico: «El médico no se atuvo a los antecedentes del paciente, la exploración física fue mínima, y no le realizó una palpación abdominal, una actuación que no entraña ninguna dificultad, y que le hubiera permitido, con una alta probabilidad, detectar el aneurisma, que era grande y cuya rotura fue la causa inmediata de su muerte».
Según el juez, existe en la actuación del médico «base suficiente para un reproche culpabilístico al demandado» e imputarle así el fallecimiento de su paciente. «Todo indica que esa omisión fue determinante», agrega el fallo. Este reprocha al facultativo sin ambages que remitiera a su domicilio a un enfermo, de 58 años de edad, con un «diagnóstico dudoso» y aquejado de intenso dolor lumbar bilateral de varias horas de evolución.
A juicio del juez, el enfermo recibió en la clínica privada un tratamiento orientado sólo a la analgesia del cuadro clínico, lo que provocó que «no se detectara su dolencia a tiempo de salvar su vida con una intervención quirúrgica con un buen porcentaje de éxito», recoge el fallo.